Cuando aplicamos un estilo predeterminado, tenemos además la ventaja de que podemos editar el estilo, con lo que todas las celdas que lo usen, cambiarán también. Podemos incluso crear estilos propios y, de nueva cuenta, si editamos el estilo, las celdas que lo usan también se modifican. Tener un conjunto de estilos propio tiene la ventaja, en ámbitos corporativos, de que permite homogeneizar la presentación de las hojas de cálculo en una empresa. Si todos utilizan los mismos criterios de estilo, no habrá necesidad de esfuerzos adicionales en la interpretación de cuadros hechos con combinaciones de colores según el criterio del capturista que lo elabore.
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