Una vez entendido el concepto de balance de blancos vamos a ver cómo manejarlo de forma práctica.
Hay dos formas básicas de tratar el balance de blancos, ajustarlo en la cámara en el momento de hacer la foto o ajustarlo en el ordenador una vez hecha la foto. A su vez, hay varias posibilidades dentro de cada una de estas opciones:
1) Al hacer la foto, mediante los ajustes de la cámara.
1.1) Modo automático
1.2) Modo manual
1.3) Modo personalizado
2) Después de hacer la foto, con un programa de edición fotográfica.
2.1) Mediante el procesado RAW
2.1) Mediante corrección de color con Photoshop.
Veamos con más detalle cada opción.
1) Al hacer la foto, mediante los ajustes de la cámara.
Es la opción más usada ya que no requiere trabajo adicional en el ordenador.
1.1) Modo automático.
El modo automático de balance de blancos (AWB) funciona bastante bien en la mayoría de las condiciones de luz. La cámara evalúa distintas características de la escena para calcular el balance más adecuado. Lo más normal es usar este modo y si la foto tiene un tono que no se corresponde con la realidad, podemos ajustar el balance de blancos con uno de los dos métodos siguientes y volver a hacer la foto.
En algunas cámaras compactas de gama baja y teléfonos móviles, el modo automático es el único disponible. El balance de blancos automático puede variar la temperatura de color entre 3500 K y 8000 K aproximadamente, según cada modelo de cámara.
1.2) Modo manual.
Las cámaras disponen de unos cuantos modos preestablecidos de balance de blancos que se corresponden con diferentes tipos de iluminación. Por ejemplo, en Nikon D5000 están disponibles las siguientes temperaturas del color, tungsteno 3000K, fluorescente blancos cálidos 3000K, fluorescentes blancos 3700K fluorescentes blancos fríos 4200K, fluorescente día blancos 5000K, luz de día 5.200K, flash 5400K, nublado 6000 K, fluorescente luz de día 6500K, vapor mercurio a alta temperatura 7200 K y sombra 8000 K.
Algunas cámaras, como la Nikon D5000 o la Canon EOS 600D, disponen de la opción de un ajuste fino o corrección del balance de blancos que consiste en seleccionar una de las temperaturas de color y luego modificarla aumentando el valor de azul, verde, ámbar o magenta.
Si seleccionamos manualmente uno de estos valores es presumible que el resultado se acerque más a la realidad que si la cámara lo calcula de forma automática. Si aún así no logramos el resultado que buscamos nos queda todavía el modo personalizado.
Todas las cámaras reflex y gran parte de las compactas disponen de la opción de balance de blancos en modo manual.
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