Curso de Fotometría (IX)

1.7. SATURACIÓN DEL COLOR

Cuando subexponemos una diapositiva (1/3 -1/2 punto) podemos conseguir dar un cierto “poderío” a los colores, incrementar la sensación de saturación. Con ello ganamos algo de información en las luces más altas (si existen en la toma) a cambio de perderla en las sombras.

Cuando sobreexponemos una diapositiva el color se diluye, se “apastela”. En este caso incrementamos la información en las sombras a cambio de perderla en las luces.

Este mismo comportamiento lo observamos al trabajar en digital en JPEG.

Si trabajamos en negativos el fenómenos se conserva pero al revés, para ganar color necesitaremos exponer algo por encima de lo ideal y para rebajarlo necesitaremos subexponer.

1.8. EL FOTÓMETRO

La película necesita una cantidad exacta de luz para que el resultado sea correcto. Pero las condiciones de luz son infinitas y no podemos tener una regla que nos valga para todos los casos.

Supongamos que estamos trabajando con diapositiva, con una latitud de exposición muy crítica y que estamos fotografiando una escena con bastante contraste, de cinco o más puntos. Además el sujeto está en movimiento, con lo cual las posibilidades de ahorquillado disminuyen. Y por si fuera poco la escena tiene poca luz...

Es claramente perceptible la necesidad de contar con un aparato capaz de cuantificar la luz que llega a la película y que nos proporcione una combinación de diafragma y velocidad que sean los idóneos para la luz y película de que disponemos. Pues este aparato maravilloso es el fotómetro.

Existen dos tipos de fotómetros: de mano e incorporado a la cámara.

El fotómetro de mano aparece en el mercado en los años 30 del siglo pasado, lo cual evidencia que durante unos 70 años los fotógrafos gestionaron el problema de la exposición a ojo... o ayudándose de rudimentarios aparatos.

El fotómetro moderno se basa en el principio de la célula fotoeléctrica, que genera una corriente eléctrica cuyo voltaje es mayor o menor en función de la cantidad de luz que incide sobre ella.

En este caso la capacidad del sensor/película excede el contraste de la toma.

Podemos optar por interpretar la escena en clave baja, alta o media, sin que exista pérdida de información ni en luces ni en sombras.

Si la capacidad del sensor/película coincide con el contraste de la toma, sólo existe una exposción correcta.

En caso de subexponer perderíamos detalle en las sombras y si optásemos por sobreeexponer lo perderíamos en las luces.

Si la capacidad del sensor/película no alcanza el contraste de la toma, cualquier exposición supondrá una pérdida de información.

Exponer al centro repartirá las pérdidas de luces y sombras. Subexponer retendrá información en las luces, a costa de las sombras. Sobreexponer mantendrá textura en las sombras al precio de reventar las luces.

La decisión la tomaremos en función de que zona de la escena tenga mayor interés y cuales son nuestras intenciones creativas. A fin de cuentas la exposición es una cuestión tan técnica como creativa.

La miniaturización que sufrió la electrónica y la aparición de los fotodiodos de Galio hicieron posible que los fotómetros se introdujesen en la propia cámara. E incluso, con el paso del tiempo, que midiesen exactamente la luz que incidía sobre la película de las modernas réflex.

Los fotómetros han evolucionado y lo que incorporan nuestras modernas cámaras no se limita a informarnos de la luz disponible, son también exposiómetros. Con su ayuda podemos determinar la intensidad de la luz y transformarla directamente en valores de diafragma, sensibilidad y tiempo de disparo sólo con mover unos pocos botones.

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